miércoles, 1 de agosto de 2007

Feliz cumple, Papá.

Tarde pero seguro. No la felicitación que bien cae hoy, 1 de agosto. Sino el post que viene a continuación de este. Me llevo tiempo prepararlo, creo que es un buen regalo. Y creo que a tus 72 años ya era hora de que vieras lo que sigue.
Si bien esto es para todos, especialmente es para vos, Papá.

Un beso gigante desde la madre patria y que disfrutes.
Te quiero y extraño mucho.
Feliz cumpleaños.
Dani

La casa de la abuela Inés

Este año me tome vacaciones en verano y en España. Y me di el gusto de hacer un recorrido fabuloso por el norte de la península, el país Vasco, Cantabria, Asturias y Galicia. Si bien el viaje merece un post aparte que ya me tomare el trabajo de escribir, me centro ahora en lo que fue lo más emotivo para mi: ir a conocer la tierra, el pueblo, la gente y la casa donde nació y se crió mi abuela Inés. Tal como se lo había prometido alguna vez.

Inés y Luciano (matrimonio, e hijos de Amalia e Isidora, hermanas de mi abuela) son los únicos primos de papá que hay aqui en España. Todo el resto de la familia es argentina. Tienen un hijo (tenemos un primo, che!) que se llama José Luis.

La abuela Inés nació en Vega de Zarza, una aldea de unas pocas casas cuyo pueblito cabecera se llama Taramundi. Todo esto es zona montañosa muy bonita, reconvertida de algun modo al turismo rural. La familia ya no vive allí, sino en Vegadeo, un pueblo más grande y mejor conectado con Castropol y Ribadeo, ya pequeñas ciudades. Toda esta comarca está a al vera del río Eo, límite natural entre Asturias y la provincia de Lugo (Galicia). Y era estrictamente cierto aquello que decia a vece la abuela que no era gallega por 200 metros. Lo firmo.


La comarca es preciosa. Y eso lo podemos decir hoy gracias a las carreteras y la situación en España diametralmente opuesta a la de 77 años atrás, que es cuando abu partio al nuevo mundo. Sin coches, asfalto, turismo y celulares la vida aqui habrá sido un auténtico suplicio.

Mas allá de llevarme a conocer Taramundi y Vega de Zarza particularmente me enseñaron 2 cosas: el castaño centenario que creemos es el mismo al que la abuela Inés decia que se subía de chiquita a tirar castañas a palazos, y la vieja casona donde nació y vivió su infancia y juventud.

Me trataron de maravilla. Desde la hospitalidad, pasando por las comidas, los paseos, las explicaciones, las preguntas y los abrazos. Muy buena gente. De pueblo, campechana. Se pusieron muy contentos al verme y se mueren de ganas de conocerte, viejo. No tenes ganas de ir?

Regalo para papá: un video con imágenes de este viaje.
Espero que les guste. Besos para todos.
(para ver con banda ancha)