lunes, 1 de noviembre de 2010

La Tregua


La primera película argentina candidata a los Oscar es del año 1974, y se llamó La Tregua. Dirigida por Sergio Renán y basada en la novela homónima de Mario Benedetti, trata de un señor viudo (Héctor Alterio), empleado gris de una oficina gris, que un buen día conoce a una chica mucho menor que él (Ana María Picchio) con la que entabla una relación amorosa a todo color. Todo muy lindo y muy bonito, pero un día el cáncer se lleva a su chica a la tumba y el pobre hombre debe volver a su predestinada vida gris. Perdónenme que les haya contado el final, pero el final estaba implícito en el nombre mismo de la novela. El final nos lo contaron Benedetti y Renán antes de empezar a leer el libro o ver la peli.

El pasado miércoles 27 de octubre falleció Nestor Kirchner, ex-presidente argentino y ministro plenipotenciario en la sombra del gobierno de su esposa y sucesora en el cargo, Cristina Fernández. A partir de ese momento se inició en la Argentina un período de luto oficial de tres días y un período de tregua no oficial, de tres meses. Un período de gracia hacia el gobierno y la Sra. presidenta para que retome las funciones de su cargo en un clima de normalidad anormal. Como antes, el propio nombre de tregua afirma que esto no va a durar mucho, incluso dudo que llegue al verano austral como se afirma.

Mas allá de los medios, que son muy opositores o muy oficialistas (entre ellos los públicos), y cuya guerra no responde a intereses ideológicos más que a intereses a secas, lo que veo a través de las redes sociales (Facebook, Twitter) es que la cosa está más polarizada de lo que parecía antes del suceso. No sólo se manifestaron los opositores (algunos respetuosos del luto, otros no tanto), pudo verse una gran cantidad de adherentes al gobierno que antes no se manifestaban, al menos de esa forma. Esto significa que la opinión pública está más polarizada que lo que quiere aparentar la opinión publicada (repito, por oficialistas y opositores).

Yo no estoy fanatizado. Cuando empezó el gobierno de Kirchner vi con buenos ojos unas cuantas medidas y en general me gustaba. A medida que se iba crispando la cosa, me empezaba a disgustar el creciente aire de prepotencia, que se fue agudizando a través de ciertos funcionarios, aliados y personeros del poder. El manejo discrecional de los medios públicos de comunicación, el dibujo de índices y por supuesto, las sospechas de enriquecimiento y manejos turbios del dinero. Pero esta es mi opinión, que no es más importante que la de cualquiera que la esté leyendo. Lo que creo que si es importante es que tanta crispación no es buena. Tanta guerra mediática no conduce a nada bueno. Se puede estar a favor o en contra de ciertas políticas, ser de izquierda, de centro, o de derecha, pero este trato de enemigos solo lleva a empeorar las cosas.

Dicho esto, voy a poner el punto inocente de la nota: no sería muy interesante que durante esta tregua se fraguara otro clima más perdurable? Imaginemos por un momento que Cristina en lugar de endurecerse, suavizara a la tropa. A los propios y a los ajenos. Ella podría hacerlo sin cambiar un ápice su política de derechos humanos, económica, exterior, etc. Sólo cambiar las formas. Suprimir las guerras. Cambiar el final de la novela. Que podamos esperar que el final de esta peli aún no lo sepamos.
Que nos cambie esta crónica de un final anunciado.

EL TEMA DE HOY: NO HAY TREGUA - BARRICADA
FOTO: EFE