lunes, 20 de septiembre de 2010

Senderos


Senderismo: Actividad deportiva que consiste en recorrer senderos campestres (Real Academia Española).

A los que estamos entre los 30 y los 60 nos gusta hacer senderismo. Es una forma pausada, tranquila, recreativa de hacer deporte. Nos devuelve a la naturaleza, a la historia. Aquí en Europa se rehabilitan los antiguos caminos del correo, los de paso de mulas o auténticas carreteras de la antiguedad para hacer las modernas rutas de senderismo. Se agradece porque es muy gratificante que te puedas escapar un sábado para subir un monte, recorrer un campo o atravesar pueblos y cansarte caminando, respirando aire puro. Escaparte de la ciudad y divertirte, gratis.

Todo esto va de la mano de la moda de los últimos años, el turismo rural. El turismo rural cambió el paisaje. O el cambio del paisaje generó el turismo rural. Ahora que el campo es accesible a la gente de la ciudad, porque la red de carreteras y los coches de hoy en día te permiten estar en un pueblo perdido en la montaña en un santiamén, las aldeas, los pazos, las masías, en fin, las casas de campo se convierten en hospedajes para turistas de ciudad, que buscamos la tranquilidad de un arroyito, el olor a pasto, la serenidad de una caserón con vigas de madera y paredes de piedra.

El sendero de la foto atraviesa la aldea de Vega de Zarza, en Asturias. Es un camino de unos 5 kms. que va desde el pueblo de Taramundi (Asturias), cruza el río Eo y llega hasta A Pontenova (Galicia). En la escala del senderismo se podría decir que es de dificultad baja, sólo tiene pendientes de subida y bajada, pero no tanta como para necesitar equipamiento ni ayudas extras. De hecho, este camino lo puede realizar con toda tranquilidad un niño. O una niña.

Mi abuela era una niña cuando vivía en la aldea de Vega de Zarza. Iba al colegio, algo encomiable hace 90 años por allí. Tomaba el camino que atravesaba su pueblo, que pasaba delante de su casa para recorrer, cuesta arriba, los 1300 metros que la separaban de la escuela de Taramundi. Cada día recorría este sendero en esa dirección. Hasta que un día, por 1930, tuvo que recorrerlo en sentido inverso, a lomo de un burro, en dirección A Pontenova, con destino final América. Sola. No eran tiempos de guerra civil aún. Eran tiempos de hambre. Eran tiempos en que el campo no alcanzaba para alimentar a los hijos, ya que la cosecha era para autoconsumo, para aguantar el invierno, algún trueque y poco más. No había carreteras, entonces las cosechas no se podían transportar y vender. No había un mercado, más allá del propio del pueblo de Taramundi, donde casi todos tenían mas o menos lo mismo que ofrecer. Las hijos debían trabajar la tierra, y en cuanto pudieran, casarse o emigrar.

Hoy uno puede visitar esta tierra y sentir que está tocada por la mano de Dios. Escaparse una semana por aquí, alquilando una casita en cualquier aldea o pueblo perdido en la montaña puede ser la mejor de las ideas para desconectar realmente. Es una geografía exuberante, hermosa, castaños, pinares y eucaliptos, prados verdes, arroyos, ríos, aldeas, pueblos,  montañas, buenas carreteras... y senderos.

EL TEMA DE HOY: CAMINANTE NO HAY CAMINO - J.M. SERRAT / A. MACHADO