martes, 10 de mayo de 2011

Bengalas


Otra bengala. Otro muerto. Parece que en mi país las cosas son así y no van a cambiar. Se llamaba Miguel Ramírez y es una nueva víctima del circo del espectáculo masivo y subdesarrollado. Para poner en autos a los de este lado del charco, el sábado 30 de abril un estúpido tiró una bengala en un concierto de rock en la ciudad de La Plata. Al estúpido de la bengala parece que no se le ocurrió que podría convertirse en asesino, dejando a 2 chicos sin padre y una mujer embarazada sin marido. A Miguel Ramírez la bengala le dió en el cuello y luego de 10 días de hospitalización, murió.

La prensa en Argentina está que arde con el asunto. Las redes sociales están que arden con el asunto. El ambiente del rock está que arde con el asunto. En el país en el que una bengala provocó un incendio que mató a 194 personas en 2004 en la sala Cromagnon algo pasa cuando hay que sumarle al rock otro cadáver.

Mejor dicho, algo NO PASA. Es evidente que todo esto será carne de los medios un tiempo y luego todo seguirá igual. Por qué? Porque en Argentina cuando vas a un concierto o a la cancha a ver futbol tenés que ir con cuidado. Las peores ropas, el dinero justo, sin reloj, dejar el coche lejos del estadio. O te trata mal la policía o te trata mal la masa. Te trata mal el sistema. En Argentina no saben lo que es ir a la cancha relajado, en familia, con tu mujer e hijos, que las escalinatas no huelan a meado, que no haya avalanchas al entrar y salir. Como si fueras a ver a ver tenis, digamos. El fútbol está plagado de incidentes, batallas entre "barras bravas" (ultras) y cada tanto cae algún muerto. Y también están las famosas bengalas, que de aquí se exportaron al rock.

Antes, ciertos conciertos de rock eran "la liberación de la masa oprimida". Con la excusa de la represión militar, la apertura hizo que se dejara hacer cualquier cosa y había conciertos que se transformaban en verdaderas batallas campales. Heavies contra hippies, skas contra skinheads, todos contra la policía. Como los mods y rockers de Quadrophenia pero a la nuestra. Ahora, ciertos conciertos de rock son como partidos de futbol. La gente canta entre tema y tema como se canta en las canchas de futbol en Argentina. La gente es "hincha" de la banda a la que va a ver y hasta canta en contra de otras bandas, hipotéticamente enfrentadas a la del concierto. Los músicos inteligentes cortan ese mal rollo con alguna arenga cortita y simple como "yo también escucho a esa otra banda" y San Seacabó. Pero otros músicos se regodean de ese aire futbolero que impregna los conciertos masivos y se marean un poco. Y después no saben qué hacer con sus muertos.

Aquí también se ven bengalas cuando el Barça o el Madrid festejan campeonatos, pero esto sucede en lugares públicos. Suele haber incidentes, pero no tan graves. Y desde luego, no en recintos cerrados o eventos organizados. Distinto es que en Argentina los conciertos de rock y los partidos de fútbol se convierten en los recintos de la catarsis, donde la masa expele sus toxinas.

Pero evidentemente Argentina tiene un problema serio con el manejo de masas. Es sistémico. La violencia en el fútbol no es del fútbol. La inseguridad en el rock no es del rock. Todos los elementos que decoran la masificación están mal manejados desde la política. Las barras bravas, la policía, las medidas de seguridad, las inspecciones. Hasta que no cambie esta dinámica autodestructiva por el lado que tiene que cambiar el manejo de masas en Argentina seguirá siendo del todo pobre, bananero. En el país de los hooligans no hay alambrados en los campos de fútbol. En el país de los barrabravas, Luis Alberto Spinetta había dicho todo esto ya en el año 1983, de forma sublime en la canción "La bengala perdida". 


EL TEMA DE HOY: LA BENGALA PERDIDA - LUIS ALBERTO SPINETTA
FOTO: EL PAIS

5 comentarios:

  1. Esto no tiene nombre.Ayer hubo derroche de bengalas en la cancha de Velez Sarsfield y hay una movida que puede llegar -si no se hizo ya- a allanar el estadio en busca de elementos que demuestren la gran posibilidad de que los artefactos estaban dentro del predio y no que fueran llevados por los hinchas. Cualquiera sea el caso, es bochornoso e increible.
    Humbo

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  2. Otra de bengalas, por si no te alcanza lo anterior.
    En una escuela de la Provincia de San Juan los alumnos del último año no tuvieron mejor idea de festejo en el recreo que lanzar alguna que otra bengala.
    Las autoridades escolares aprovecharon para hacer reuniones con los educandos sobre diversas formas de festejar el uniforme que los identifica que no sean tan dañinas. ¿.......Y......?
    Humbo

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  3. Sin dudas si en la Argentina hubiese humanos más reflexivos como vos, no estarían sucediendo este tipo de cosas. Nos faltan seres así, en la política y en la sociedad. Estamos tapando con fuego lo que nos falta de humanidad.
    Gracias!
    Claudia C. de T.

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  4. muy bueno, Dani, como siempre,
    Tu Hermano

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  5. La evolución de la que hablas del todo vale en los estadios hasta los estadios de ahora sin vallas la hemos vivido aqui, incluso con algún niño muerto también por bengalas en un partido del Español de Barcelona. Ahora es normalidad pero aún me sorprende ver como grandes aglomeraciones de gente pueden autocontrolarse sin se las prepara para ello (exceptuando algún tocapelotas como el Jimmy Jump que se aprovecha de ello).

    A los primeros que se obligó fueron a los clubs de fútbol que servían de plataforma para los ultras y demás y colaboraban con ellos activamente dándoles material, dinero, etc. Aquello ya acabó y hoy puede ir uno al fútbol con su hijo y (salvo contadas excepciones) soportar sólo los insultos al árbrito, al entrenador y jugadores y a Shakira y Sara Carbonero que se han puesto de moda entre alguna hinchada para el insulto zafio.

    Como siempre enhorabuena por tus reflexiones Dani... con tanta mierda política como tenemos por aquí ahora leerte es siempre encontrarse con la pas y la tranquilidad.

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